Quiero tener 30... y estar viva

Lado A. ¿Huésped o invasor?
Tengo menos de siete días para decirle adiós a mis veintes. Hace un año veía la foto de perfil de una excompañera de la muertísima revista universitaria Monitor, justo celebrando sus 30. La mujer se veía radiante y recuerdo pensar que ella era un claro ejemplo del idílico "tener 30, ser coqueta y próspera". Me asusté. 

—Me queda un año. Deja tú que me vea, ¿y si no me siento así, radiante, en mis 30? Me falta mucho, ¡me falta casi todo! 

Y quisiera decir que tuve un despertar espiritual ese día y me puse a trabajar en "mi mejor versión", pero no. La realidad es que seguramente suspiré y dije: —Es lo que hay.

Y seguí existiendo.

Casual y convenientemente para una persona ansiosa con manías obsesivo compulsivas, nací a los pocos días del inicio de año en el calendario occidental. Me reseteo junto con el planeta, mi ciclo reinicia con el de los astros. Vaya, mi "feliz año nuevo" va por partida doble. El "empiezo en enero" me va muy bien porque sí, cada enero volteo el cassette y presiono REC. Soy del 95, de vez en vez la cinta se atora, se enreda, no se reproduce, no avanza aunque haga ruido y yo trato de hacer girar la bobina. 

Sin embargo, un día —a medio enfrentamiento entre el cassette, mi paciencia, una pluma Bic y yo— me dormí. Dormí sin parar en un plano muy alejado de la realidad. Veía todo y al mismo tiempo nada, inmersa en la más profunda, pesada y aparentemente infinita oscuridad. Soy nocturna desde siempre, así que me llevo bien con la ausencia de luz, pero era de día, afuera no faltaba luz, sino adentro. Eso era nuevo: —¿Cómo enciendo la luz aquí? 

No supe cómo. 

Enero 7 de 2023. 1:00 p. m. A oscuras, salí a tomar un café con la desolación en persona. Poseía el cuerpo de un buen amigo. Me veía a los ojos a través de los suyos y me hacía sentir insignificante. Su mirada llamaba con persistencia a la mía, aunque no buscándome a mí, sino a mi propia huésped. 

Congeniamos un tiempo, la dejé porque resistirse a la ocupa cansa. Preferí ser buena anfitriona. Hasta que una noche de agosto mi amigo se quedó sin espacio para hospedar a la suya. 

Me consta que intentó desalojarla hasta el cansancio. No pudo. Optó por derribar el lugar. Se libró de su huésped y de la oscuridad luego de tirar hasta los cimientos. Ya no hubo más que pudieran invadir, pero tampoco más para habitarse a sí mismo. Sentí envidia. 

—¿Estoy mal por sentirla?

Lado B. Cardioversión 
¡Pluma Bic! ¡Desfibrilador!
... 
Rebobina. Carga a 300, ¡a un lado! 
...
PLAY. Hay pulso. 
... 
... 

Valeria
"Valeria" del latín valere que significa "ser fuerte", "valiente", "saludable". 

—Tanto tiempo sin verte, Val. ¿Dónde estabas? 
—¿Estoy? 
—Estás, aunque lejos y débil. Dame la mano, te ayudo.
—Me duele todo. 
—A eso vine, a recordarte que vivir con dolor no es normal. Por cierto, en unos meses dejamos los veintes. Sin presión... pero hay que hacer espacio. 

Quiero tener 30, ser fuerte, valiente y saludable. 









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